domingo, 29 de enero de 2012

"Paz en la guerra" de Miguel de Unamuno

Me apunté al reto que proponía mi querida Ana en su blog Kayena: Negro sobre blanco al que llamó "Recordando a Unamuno". Se trata de leer tres o más libros del autor vasco durante 2012. Y decidí empezar con esta novela, la primera que publicó en 1895 y que todavía no había leído. Pretendo incluir en la lista otras obras que no he leído, y no incluir "Niebla" o "La tía Tula", mucho más conocidas.

Autor:

Miguel de Unamuno.  (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98.

Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.

Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa.

Sin embargo, las contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento actuaron impidiendo el desarrollo de un sistema coherente, de modo que hubo de recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910), Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913).

El primero de los libros fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".

Sin embargo, estas obras no parecían abarcar, desde su punto de vista, aspectos íntimos que formaban parte de la realidad vivencial. De aquí que literaturizase su pensamiento primero a través de un importante ensayo sobre dos personajes clave de la literatura universal en la Vida de don Quijote y Sancho (1905), obra en la que, por otra parte y en flagrante contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad. 

El siguiente paso fue la literaturización de su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca."

Su narrativa progresó desde sus novelas primerizas Paz en la guerra (1897), y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como autobiográfico, si bien no tiene que ver con hechos de su vida, sino con su biografía espiritual y su visión esencial de la realidad: con la afirmación de su identidad individual y la búsqueda de los elementos vinculantes que fundamentan las relaciones humanas.

En ese sentido, sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia.
  
Su producción poética comprende títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933).

Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco".

Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Jubilado desde 1934, sus manifiestas antipatías por la República española llevaron dos años más tarde al gobierno rebelde de Burgos a nombrarlo nuevamente rector de la universidad de Salamanca, pero fue destituido a raíz de su pública ruptura con el fundador de la Legión. En 1962 se publicaron sus Obras completas y en 1994 se dio a conocer la novela inédita Nuevo mundo.

Datos técnicos:

En este caso, y en el resto, no he utilizado un libro "original", sino que la novela se encuentra incluida en un volumen perteneciente a una colección que en 2005 publicó RBA junto al Instituto Cervantes sobre narrativa en castellano. En concreto, este volumen es el primero de dos que contienen toda la obra de don Miguel de Unamuno. Por tanto, no pondré aquí los datos técnicos del libro.

Sinopsis:

Basada en la tercera guerra carlista, la primera novela de Miguel de Unamuno "Paz en la guerra" nos cuenta los recuerdos del Bilbao de su niñez. Narra la historia de las gentes que "decidieron" luchar en uno de los bandos. Unos ganaron, otros perdieron, pero todos vivían lo cotidiano dentro de la guerra deseando la paz. Una guerra absurda en la que nadie daba el paso definitivo y donde los combatientes acabaron confraternizando con el enemigo porque al fin y al cabo eran del mismo pueblo.

Mi opinión:

Aunque en un primer momento uno se encuentra con el castellano rancio del siglo XIX y la prosa "difícil" de Unamuno, según avanzamos en las páginas nos damos cuenta de que la novela es mucho más ligera y dinámica que otras grandes obras de don Miguel. El mismo advirtió en el prólogo de la segunda edición que realizó bastante después, que esa novela no se parecía en nada a las suyas. Y ciertamente, muchos lectores pensarán que se la están dando con queso y que la obra no es suya, pero también poco a poco se ve claramente que es suya.

Siempre he sido gran amante de los clásicos, sobre todo porque es difícil encontrar errores sintácticos o semánticos. La exquisitez en el lenguaje que tanto falta hoy es lo que más me engancha de lecturas como esta, haciéndome recordar expresiones que ya casi no se utilizan, y a las que se cambia por otras que ni siquiera tienen un mínimo buen gusto.

Por tanto, y como conclusión final, para los que "temen" a Unamuno, un buen comienzo para acercarse a él, y para los que, habiendo leído otras obras suyas y gustan de él, seguro que van a encontrar algunos aspectos que les van a sorprender.


5 comentarios:

  1. ¡Fantástica entrada! Mucho que he aprendido con ella, y desde luego me apunto esta obra, que de Unamuno me queda mucho por conocer.
    Besotes!!!

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  2. La reseña es magnífica Pepe. Y también me ha encantado que, aunque conocida, no hayas recurrido a las habituales. Yo también soy aficionada a los clásicos y llevas toda la razón cuando dices que aquí no hay errores gramaticales, ni sintácticos ni faltas de ortografía que hoy en día abundan. Y fíjate, no creo que entonces hubiese correctores de imprenta, sino que el respeto al lenguaje primaba sobre todo lo demás.

    Te agradezco mucho esta reseña (que me recuerda que lo mío es para hacérselo mirar) y me llevo el link a la "entrada" donde publiqué el reto.

    Un beso, guapísimo.

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  3. Creo que cogí miedo a la literatura clásica en el colegio. Este año me he puesto la meta de leer 10 clásicos y así con madurez acercarme a ellos, porque sé que me pierdo muchas joyas

    besos y gracias por presentarnos esta, porque la pongo en mi lista

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  4. Ana, lo cierto es que la clave es esa, que hoy no hay el respeto por el lenguaje que había entonces. Y me encantan esas expresiones viejas que hoy nadie sabe de donde vienen y que tienen un significado magnífico. Ahora, mucho corrector de estilo, pero al final, meten la pata muy a menudo.

    Libros que voy leyendo, está claro que tendríamos que leer más a los clásicos para conseguir hablar y escribir mejor. A ver si conseguimos leernos esos 10 clásicos, o más, ¿no crees?

    Gracias a las dos por vuestros comentarios... ;)

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