Ya avisaba Alberto Contador de la dureza extrema de esta edición del Giro de Italia. Y la dureza está en los ascensos a puertos de montaña, pero también en las bajadas, porque los ciclistas circulan a velocidades que ni siquiera un coche puede mantener en carreteras como las que transitan. Y la única protección del ciclista es su cuerpo, débil protección por desgracia, y que de poco sirve muchas veces cuando se produce una caída.
No es la primera vez que esto sucede, pero sí la mas reciente. Esta misma tarde, el ciclista belga de 26 años Wouter Weylandt, del equipo Leopard-Trek, ha fallecido tras caer en el descenso del Passo del Bocco. Ha chocado contra un muro y, según los médicos del Giro, entre otras lesiones, se ha producido una fractura de la base del cráneo. Ha sido atendido en el lugar del accidente y al parecer ha habido algún problema con la evacuación.
Y en efecto, no es la primera vez que pasa, porque otros muchos han caído, no sólo profesionales, sino también aficionados a este beindito deporte del ciclismo, que nunca salen en los medios, pero entre los profesionales que cayeron con el maillot puesto, recordamos a Fabio Casartelli, Antonio Martínez, Isaac Gálvez y Manuel Sanroma entre otros.
Pero la vida debe continuar, y el Giro también. No sé qué pasará mañana, si habrá actos en memoria del ciclista fallecido, si se disputará o no la etapa en serio -desde aquí opino que debe correrse en serio- o la suspenderán. Creo que el mejor homenaje es que la carrera siga su curso en homenaje a quien, como todos los que están ahí, amó este deporte. Tal vez lo menos importante sea la victoria de un español en la etapa de esta tarde, la primera para los nuestros, que se ha adjudicado el bueno de Angel Vicioso imponiéndose al esprint a sus compañeros de fuga Le Mebel, Lastras, Moreno y Millar. Hoy no tiene importancia, porque todavía está caliente el cuerpo del último ciclista muerto en la carretera. Descanse en paz...
Web oficial de Wouter Weylandt
Facebook de Wouter Weylandt
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