domingo, 2 de enero de 2011

Recien nacido, pero no nos fiamos de él

Seguramente no tiene la culpa de esa desconfianza, pero este 2011 recién nacido no parece traer un pan debajo del brazo, ni parece  ser augurio de buenas cosechas como creían los antiguos. No, este 2011 parece haber nacido enfermo de los mismos vicios y enfermedades que padeció el viejo 2010 que nos abandonó tan sólo hace unas horas.

Crisis, esa palabra que nuestro presidente del gobierno no quería pronunciar, y que cambió por términos menos claros como desaceleración, y que al final se ha instalado entre nosotros como si fuera una más de nuestras constumbres o uno más de nuestros monumentos que quienes vienen a hacer turismo quieren visitar, eso sí, sin instalarse en ella, no vaya a ser que se les pegue como a nsotros y no se les vaya nunca. Crisis, paro, pérdida de poder adquisitivo, recortes sociales que "no iban a producirse", y desaliento entre los españoles.

Pero como decía Miguel Hernández en su "Vientos del pueblo", el español no es un pueblo de bueyes que se humillan bajo el yugo y seguro que vamos a pelear para salir de ésta como hemos hecho muchas veces. Y lo haremos con coraje, y por supuesto que también con alegría, porque somos así, luchamos con fe y con entusiasmo. Y seguro que eso nos ayudará a conseguir lo que los políticos ni pueden ni parecen querer resolver.

Parece un año difícil, sí, pero también debemos tener esperanza, porque una cosa es que el pesimismo se haya instalado entre nosotros, pero no debe ocupar todo el espacio. Al final, ¿quién sabe? Puede que las cosas mejoren aunque sea de forma milagrosa. Yo voy a intentar aplicarme el cuento...

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