Es un poco cansado el tema, pero creo que como madridista tengo derecho a dar mi opinión sobre el tema de la concesión de la insignia de oro y brillantes del Real Madrid al señor marqués, don Vicente del Bosque. Me fastidia mucho ver lo que está pasando, porque siento a este club y me duele todo lo malo que pueda pasarle. No entiendo al señor Del Bosque, que fue un muy buen jugador, poco trabajador, eso sí, al que le bastaba moverse por un reducido espacio en el campo, sin correr, sin hacer grandes esfuerzos, para mover al equipo, dar pases maravillosos a sus compañeros y precisas asistencias de gol. Pero como él hubo muchos en la historia del Real Madrid, o sea, que fue un gran jugador más del Real Madrid, pero no el mejor, y el Madrid, por supuesto, le pagó con creces sus servicios. Como entrenador, don Vicente era exactamente igual que como jugador. Cualquiera que haya visto un entrenamiento del Real Madrid en la época en la que el salmantino entrenaba al primer equipo del Real Madrid pudo comprobar que no había una parte física importante, y fundamentalmente la práctica se componía de rondos y toque de balón. Así pasaba, que en los partidos, a partir del minuto 20 del segundo tiempo, el equipo estaba fundido.
Este tipo de entrenador le gusta a los futbolistas porque se acomodan y hacen lo que les da la gana. Todos tenemos en mente a don Luis Molowny, "el mangas", que estaba siempre dispuesto a coger al equipo cuando se cesaba a un entrenador por los malos resultados. Don Luis ponía a once jugadores en el campo y les decía que jugaran como sabían. No era un estratega, no tenía táctica y dejaba todo en manos de los jugadores. Y si estos tenían ganas, si querían, hasta ganaban títulos por su calidad. Molowny es lo que los italianos llaman un "alineatore", un alineador. O sea, que no hacía un equipo, sino que sacaba a once jugadores. Y eso estaba bien en una época en que el físico no era tan importante como hoy -sería impensable tener un Puskas en el Madrid actual- y eso es lo que pretendía hacer Del Bosque. Ganó algunas cosas el Madrid entrenado por el marqués, pero por la calidad de unos jugadores magníficos, no por su propia intervención. Y salió del club precisamente por eso. Como seleccionador, ahí está lo que ha hecho el equipo con él al mando, y si hay que darle una cuota de mérito, se le da, pero pienso lo mismo, es un "alineador", un hombre que pone once jugadores sobre el campo y les deja hacer, porque no podría ser de otro modo. Si los entrenadores dependen siempre de los jugadores, mucho más los seleccionadores. Luis Aragonés no ganó la Eurocopa, sino que lo hicieron los jugadores, con bastante suerte, eso sí. Igual pasa con don Vicente, que se encontró con una generación irrepetible que juega mucho al fútbol y que está arrasando. Cualquier seleccionador que no les toque las narices a los futbolistas y les deje hacer, ganará cosas con esta gente.
El problema de don Vicente es el resentimiento. Después de los años que hace resulta que sigue enfadado porque le echó Florentino Pérez, eso sí, con los informes del director deportivo, y como se cree más que el propio Real Madrid, no quiere recibir la insignia de oro y brillantes del club. No es esta actitud una afrenta hacia el presidente que circunstancialmente dirige al Real Madrid, sino al propio club, que es quien otorga el galardón. El otro día, Toni Grande, el segundo de don Vicente, decía en una radio que su jefe quería recibir la insignia solo, o sea, que Plácido Domingo y Rafael Nadal no son dignos de recogerla a la misma vez que él. ¿Quién se cree que es Vicente del Bosque? ¿Es que quiere que le den la laureada como a Di Stéfano y Pirri? ¿Es que quiere que dimitan los dirigentes para hacerse dueño del club? Aires de grandeza de un hombre del que jamás se hubiera pensado, pero el ego es muy grande y acaba saliendo antes o después, y los éxitos de la selección le hacen creerse algo parecido a un dios. Por tanto, si me lee el señor marqués le digo que vuelva a ser la persona humilde y callada que siempre fue, acepte el premio y sea agradecido con la casa que le dio de comer durante casi toda su vida. Y si me lee el señor Pérez, don Florentino, decirle que tal vez deba ser más cercano hacia los que fueron grandes jugadores del Real Madrid, y cuidarlos, porque son parte de nuestra historia.
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