No es una puesta en escena espectacular, ni se suben un montón de músicos al escenario para hacer gala de sus alardes técnicos. Tres hombres vestidos con pulcritud y elegancia, con sus guitarras y requinto, y dos músicos de acompañamiento para lo más fundamental de los acordes: percusión y bajo. Lo demás, buenas voces, viejas y maravillosas canciones y la magia...
Pero fuimos muy pocos. Seguramente que no había anoche más de mil personas, tal vez mil doscientas si soy generoso. La razón, supongo que el hecho de que en primer lugar era un concierto de pago -cosa que a la gente de Pinto no gusta por la costumbre de que siempre fueron gratis desde las primeras elecciones municipales democráticas- y se quiso castigar al consistorio. El precio no era exagerado, ya que seis euros para los residentes en Pinto no me parece excesivo, pero el público decide lo que quiere hacer y ahí no voy a meterme. Además, cuando el Ayuntamiento se dio cuenta de que no iba a vender muchas entradas, decidió a última hora declarar el concierto gratuito y devolver el dinero de las entradas a quienes las habíamos pagado, pero muchos ni se enteraron o si lo hicieron, decidieron boicotear el acto igualmente. Una pena, porque independientemente de estar o no en contra de los regidores municipales, en mi humilde opinión el concierto era digno de ver. Tal vez no para los más jóvenes, pero sí para otros muchos que crecimos escuchando estas canciones en la radio o a nuestras madres cuando trajinaban por la casa...
Para conocer un poquito más de "Los Panchos", aquí os dejo unas cuantas páginas donde podéis encontrar información sobre toda la historia del grupo y los problemas por la utilización del nombre:




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