Anoche se celebró en el Auditorio del Parque Juan Carlos I en Pinto el último concierto de las Fiestas Patronales que acaban hoy. La elegida para esta noche fue Fangoria - Alaska - Olvido Gara. Nada me sorprendió. El espectáculo es más sencillo de lo que puede dar a entender la presentación y el propio escenario. Sólo dos músicos en escena, con lo que la música programada por ordenador es preponderante, y por supuesto es difícil que suene mal. Cuatro bailarines la acompañan en escena moviéndose mucho más que ella y dando colorido al espectáculo, y el repertorio esperado, recorriendo toda su carrera desde Alaska y Los Pegamoides hasta hoy. Eso sí, esperaba más que cantara "Horror en el hipermercado" que "Bote de Colón", pero por lo demás, muy previsible.
Por supuesto que esto no significa que no me haya gustado el concierto, pero me dice que en los espectáculos de la hispano-mexicana cambia el nombre y algunas partes del envoltorio, pero la esencia, las canciones, son siempre las mismas. Sabe vender su producto muy bien y la fórmula le funciona, que ya es mucho tal y como están las cosas en el mundo de la música hoy en día. Por supuesto que canté las canciones, sobre todo las de la primera época de Alaska y Los Pegamoides" y "Alaska y Dinarama". En el fondo, como el día anterior, era un concierto para la nostalgia de quienes vivimos nuestra juventud en la época de la "movida madrileña" y el resurgir de los grupos pop en los años posteriores. De voz, Alaska está como siempre, aunque en complicidad con el público no la vi muy bien. Ante un público tan entregado como el de ayer creo que debería haber hablado más con ellos y hacerles participar en el show con algo más que escuchar desde abajo.
En cuanto a la asistencia, en esta ocasión no me puedo lamentar del cemento, porque hubo llenazo de los buenos, hasta tal punto que las escaleras estaban llenas y tuvieron que cerrar las puertas para que no entrara más gente. El tirón de Fangoria con los colectivos de gays y lesbianas hizo que viniera mucha gente de fuera, lo que hizo que el espectáculo fuera mucho más vistoso. Los fans salieron encantados y aunque no me entusiasmó especialmente, tampoco salí decepcionado cuando me marché de allí. Traté de moverme por todos lados con la cámara de fotos para tomar ímágenes desde todos los ángulos posibles, pero el espectacular lleno no me permitió demasiado con lo que me subí a la parte más alta del auditorio y desde allí tomé las fotos desde la misma persepctiva, haciendo un seguimiento de todo el concierto. Las fotos podéis verlas aquí.
Por cierto que ahora que se han acabado los conciertos de este año, quiero hablar de un tema que no he querido tocar antes para ver si se solucionaba. Y en esta ocasión quiero hablar directamente contigo, querida Miriam -me permito tutearte porque aunque no te conozco personalmente, si tengo buena relación con familiares tuyos que me aseguran que quieres hacerlo bien- porque hay algunas cosas que no funcionan y deberías atajarla, tú o el concejal correspondiente. ¿Por qué lo digo? Ya he hablado de la puntualidad, que se ha roto totalmente, y que puede molestar más o menos, pero si los eventos se ponen a una hora, debería cumplirse. Por otro lado, mucho más importante para mí, está esa mezcla entre "seguridad" y mercantilismo que hay en torno a los conciertos de las Fiestas. No sé exactamente cómo funciona el acuerdo entre Ayuntamiento, organización de los conciertos y bares que gestionan la macrodiscoteca que funciona cada noche en la parte de atrás del escenario, aunque lo intuyo, y no me gusta. Dentro del auditorio, en la parte de arriba, dos o tres personas tienen que estar pendientes de que la gente se comporte y no se suba en lugares peligrosos. Los primeros días, con la poquísima afluencia de público, no tuvieron problemas, pero anoche fue un caos y los pobres se vieron desbordados en todo momento. Se miran bolsas, bolsos y mochilas en la entrada para que la gente no pase latas de bebida porque luego durante el concierto hay personas con petos vendiendo bebidas al "módico" precio de dos euros, precio que tal y como están las cosas, muchos no se pueden permitir pagar. Pero esto se disfraza de "seguridad" e incluso cuando alguien lleva botellas de agua más grandes de lo que las personas de la puerta consideran oportuno, tampoco dejan pasarlo. En este caso hablan de "seguridad", porque una botella de agua puede ser un arma arrojadizo. ¿Y mi cámara de fotos? ¿y los teléfonos móviles? Si nos ponemos serios, deberíamos entrar como nuestras madres nos trajeron al mundo porque un simple zapato es un arma arrojadiza en potencia... Por eso, querida Miriam, quería llamar tu atención sobre este tema, y si me lees, o alguien que te conozca lo hace y te lo cuenta, me gustaría que buscaras una solución, que seguro la hay, para que la gente no acabe hartándose y dejando vacío el Auditorio en los conciertos como pasó los días anteriores, y que los que trabajan en la macrodiscoteca puedan ganar dinero, tal vez no tanto ni tan rápido como desean, pero ganarlo. Esperemos que el año que viene la cosa funcione mejor, porque la seguridad no debe estar reñida con la incomodidad y el negocio tampoco...
Alaska en Wikipedia
Web oficial de Fangoria
Fangoria en Warner Music
Blog de Alaska y Mario
Alaska en Wikipedia
Web oficial de Fangoria
Fangoria en Warner Music
Blog de Alaska y Mario
Yo también viví la movida, jejeje. Y me encantaba Alaska.
ResponderEliminarBesos
Aquella Alaska me gustaba. Esta ya no tanto... Pero me sacó una sonrisa ese "Bote de Colón". Besos...
ResponderEliminarExceptuando su famosa "A quien le importa", no me gusta Alaska. Nunca me ha gustado sus canciones ni su forma de cantar, así que esta vez no me das mucha envidia, por muy bien que estuviera el concierto. Pero me alegra que te haya gustado Pepe.
ResponderEliminarBesotes!!!
Bueno, a mí me gusta la Alaska de Los Pegamoides y los primeros tiempos de Dinarama. Canciones como "Horror en el hipermercado", "Perlas ensangrentadas" o "¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?" sí me gustan, pero el concierto no fue maravilloso. Gracias por tu opinión y besos... ;)
Eliminar