A veces a uno le pasan cosas divertidas, como lo que os contaba hace unas semanas de la chica "cañón" del semáforo. O como lo que viví ayer en la Administración de la Seguridad Social, cuando salía de hacer unas gestiones. Curiosamente, otra chica de buen ver, en esta ocasión extranjera, de alguno de los paises del Este de Europa, por el nombre, Tatiana -lo había escuchado al funcionario que la atendía en la mesa de al lado-, y por la larga cabellera rubia, la tez muy blanca, los ojos azules...
El caso es que hasta hace unos meses en esta Administración de la Seguridad Social había una puerta giratoria que no funcionaba muy bien, que han sustituído por una doble puerta normal. La chica salía delante de mí y abrió la primera de las dos puertas, que, naturalmente, por la cercanía entre ambas, se abría hacia adentro. El problema fue cuando empezó a tirar del picaporte de la segunda puerta hacia sí, haciéndo fuerza y casi jurando en hebreo. Cortésmente, desde detrás de su espalda, le dije: "Para afuera". La chica se volvió, me sonrió y dijo algo así como: "¡Qué tonta!".
La situación, por supuesto, me recordó a las de aquella pareja de policías que formaban María Garralón y Cesáreo Estébanez en la serie "Farmacia de Guardia", y que cada vez que iban a entrar en la farmacia, Cesáreo se equivocaba siempre y trataba de abrir la puerta al revés de como era, y María le decía: "¡Para adentro, Romerales!".
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