Eso dice la canción del gran Pablo Milanés, y llegado este día, este 18 de febrero de 2010, y con 31 años a los que llegas hoy, me doy cuenta de que es cierto. Otras veces he contado, sobre todo en la Revista de Operación Triunfo y en tu foro de Portalmix, cómo fueron los comienzos, cuando unos pocos galos incombustibles en su pequeña aldea "veguista", resistían los mil y un ataques de los fieros romanos. Nuestra poción era la maravillosa mezcla de tu voz y tu guitarra. Aún recuerdo el primer cumpleaños, y cómo me sorprendí a mí mismo entrando en una floristería para enviarte a aquella "otra academia" un ramo de flores de tu club de fans. Ese club de fans que duró poco, y no porque la gente se echara atrás, porque dejaras de gustarles, sino porque tú no tienes fans. En alguna ocasión te dije que yo no era fan tuyo ni de nadie, y el tiempo me ha hecho ver que no soy el unico "no fan" que tienes, sino que todos los que te siguen, los que van a tus conciertos, los que compran tus discos y cantan tus canciones, son "no fan". Es curioso verles en los conciertos, ver cómo siguen ahí después de ocho años en los que ha habido de todo, pero que sobre todo han sido duros, difíciles para ti y también para ellos y para mí mismo.
Ya son treinta y un años, sí. Treinta y un años que te han llevado a ese punto en que tu carrera parece por fin despegar para regocijo de los que te queremos. Estás en tu mejor momento, con la suficiente experiencia como para llevar tu carrera con mano firme hasta un puesto entre los mejores, y con la juventud suficiente como para seguir aspirando a más. Y ya eres mayor, has crecido y madurado tanto que creo que nadie, ni siquiera nuestra querida Azahara -por cierto, hermanísima, tú y yo tenemos que hablar un día largo y tendido- te va a volver a llamar "Bebes". Porque la pequeña "Bebes" que hoy cumple 31 años es doña Mercedes, Vega, la estrella que tanto hemos deseado ver brillar desde aquella segunda edición de Operación Triunfo.
Yo ya te dí mi regalo hace un mes en el último y entrañable "Búho". Hacía mucho tiempo que me había prometido que te iba a dar precisamente ese regalo, pero para regalo el que tú nos das con cada disco, con cada canción o con cada conversación, por corta que sea. Es ley de vida que un día -espero que muy lejano- yo me vaya antes que tú, pero no importa, porque mientras que viva, cada 18 de febrero, como cada fecha de cumpleaños de la gente que quiero, estaré feliz por ti. Estaré orgulloso de ti, de Mercedes, y también de Vega, y estaré orgulloso de ser tu amigo.
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