domingo, 11 de mayo de 2014

Eurovisión es un cachondeo

El 24 de mayo de 1956, y basado en el prestigioso Festival de la Canción de San Remo, se celebró el primer Festival de la Canción de Eurovisión, organizado por la Unión Europea de Radiodifusión. La idea era unir a los pueblos de Europa a través de sus canciones. 

Durante más de tres décadas aparecieron grandes cantantes y grandes canciones, y temas ganadores que todo el mundo conocía y cantaba. Podría hacer un poco de historia, pero sólo recordaré alguno de los ganadores para que tengáis una idea de la importancia del Festival: Gigliola Cinquetti (1964), France Gall (1965), Sandir Shaw (1967), Massiel (1968), Salomé y Lulú (1969), Vicky Leandros (1972), ABBA (1974), Marie Myriam (1977), Johnny Logan (1980 y 1987), Nicole (1982), Celine Dion (1988) y Toto Cutugno (1990). Y eso sin contar con otros grandes que no ganaron pero sus canciones son de las más escuchadas de la historia, o los buenos cantantes españoles que dieron prestigio al evento aunque no ganasen...


Pero en los últimos tiempos las cosas han cambiado mucho. Durante muchos años, cada país adjudicaba los votos mediante un jurado de expertos, y salvo sorpresa, el Festival lo ganaba la mejor canción, o al menos una de las mejores. Con la ampliación del número de países participantes, aparecieron las semifinales y los votos de la gente a través del teléfono con llamadas y mensajes de texto a precio especial. Esto servía a la vez para recaudar dinero y para parecer más "democrático" el proceso. Entonces llegaron los votos entre países vecinos y la casi imposibilidad de que los países clásicos del Festival pudieran estar en los puestos de honor. Se volvió a variar el sistema de votación y ahora tenemos un jurado que aporta el cincuenta por ciento de los votos y las llamadas y mensajes de los espectadores que suponen el otro cincuenta por ciento.
Con este sistema baja un poco la influencia de la vecindad, pero tengo la impresión de que los jurados no son todo lo serios que deberían. Además, en un caso como el de anoche, me imagino que se han movilizado los colectivos de homosexuales, gays, lesbianas, transexuales y cualquier otra variante, a los que no importa gastar su dinero para dar notoriedad a uno de los suyos y sumar para su causa. El resultado final es que Conchita Wurst ganó el Festival de Eurovisión, sin ser la mejor cantante ni presentar la mejor canción.


Que conste que para mí tiene una buena voz y podría haber estado entre los diez primeros, pero ganar...Creo honestamente que los representantes holandeses, The Common Linnets, presentaron una gran canción que merecía el primer premio, y que, como esto se creó como un Festival de la Canción, la condición sexual no debe condicionar las votaciones, y ya que se vota, debe hacerse por el mejor, no por el que te cae mejor o por el que tiene tu misma condición. Nuestra representante, Ruth Lorenzo, estuvo magnífica y también creo que debió quedar por delante de Conchita, y sin embargo sólo consiguió la cuarta parte de votos que ella.

Por esto y por lo que ha pasado en los últimos tiempos, creo que el Festival de Eurovisión es un cachondeo y alguien en la UER debería plantearse volver a los inicios. Pero como lo cortés no quita lo valiente, mi enhorabuena a la ganadora Conchita Wurst.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Yo no entiendo que se hagan las cosas así, lo que hacen es marcar más la diferencia. Está claro que gana quien más llama la atención así que sí ni ganamos con el chiquilicuatre no ganaremos nunca.

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