Desde hace veinte años, cada partido en el Bernabéu, la afición madridista homenajea al que fue uno de sus ídolos, Juan Gómez "Juanito" al grito de "¡Illa, illa, illa, Juanito Maravilla!". Es el tributo a un "merengue" como pocos, un genio que por el hecho de serlo tuvo sus errores, muchos, demasiados, que le costaron sinsabores que tal vez ni el jugador ni la persona merecían.
Juan era pura raza, puro corazón blanco, y como futbolista tuvo una clase como pocos. Sus regates, gambetas, centros... todo era hermoso. Como persona, un tipo sincero, agradecido, espléndido, amigo fiel. Lástima que sus arranques de "locura" mancharan un expediente que debió ser maravilloso. Pero los genios tienen esas cosas y tal vez si no las tuvieran, no serían genios.
El Madrid en su historia ha tenido grandes jugadores, los más grandes, pero el "7" es el número que mejor representa los valores de este club, el mejor de todos los tiempos. Número que han lucido entre otros, Amancio, Butragueño, Raúl, ahora Cristiano Ronaldo... y siempre, hasta la eternidad, el añorado, el llorado, el homenajeado cada minuto siete en el Bernabéu, don Juan Gómez "Juanito". Por siempre y para siempre, que se escuche bien alto, que se escuche desde el cielo, el grito de guerra del madridismo: ¡Illa, illa, illa, Juanito Maravilla!"
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