La verdad es que este año no había tenido mucho tiempo para dedicarle a las canciones del Festival de Eurovisión para escribir mis habituales entradas de opinión previa. Incluso no he podido ver enteras las semifinales, con lo que decidí que obviaría en el blog el Festival de este año, pero las circunstancias obligan.
Este año parecía que habíamos acertado. Una artista consagrada, con una de las mejores voces del país y una canción de calidad. Parecía que Pastora Soler conseguiría devolver a España -o RTVE- al lugar que le corresponde por historia y por calidad de sus músicos. Pero no, otra vez no, otra vez lejos de ganar, aunque se haya conseguido una posición más o menos "decente". Se vuelven a repetir una y otra vez las votaciones de países amigos o vecinos, los votos extraños a actuaciones singulares pero exentas de calidad... y al final, tras una soberbia actuación de la española, nos quedamos mirando las puntuaciones con cara de tonto. Así es este negocio y parece que no cambiará, por lo que da igual quién represente a la televisión pública española en el Festival de la "Canción" de Eurovisión, porque fracasará, si no encima del escenario, sí de cara a quienes tienen que decidir las votaciones. Tal vez los rectores del ente público deberían plantearse si merece la pena seguir acudiendo a este evento cada vez más parecido a un espectáculo teatral o de circo que a un FESTIVAL DE LA CANCIÓN.
Pero si lo que ha pasado con Pastora Soler me ha cabreado, la indignación ha llegado a desbordarme por todos los poros de la piel con lo que han hecho los "sabios" votantes con uno de los más grandes de la historia de la música. Engelbert Humperdinck ha vendido más de 150 millones de discos de los más de 100 trabajos que ha publicado. Tiene 64 discos de oro y 24 de platino, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y 4 nominaciones a los Grammy. Además, presentaba una maravillosa canción que, si no para ganar, sí era para que los europeos le hubieran mostrado su respeto y admiración en forma de un buen puñado de votos. Pero no, tampoco ha sido así con esta gran estrella de la música. Ha quedado en penúltima posición, sólo por encima de los noruegos, a los que ni siquiera sus vecinos suecos, daneses o finlandeses les han echado una mano. ¡Menos mal, porque si no es así, la gran estrella habría quedado en último lugar!
En fin, penoso lo que hemos podido ver esta noche en Bakú, aunque la chica sueca no tenga nada de culpa y se haya ganado la victoria a pulso y con una gran actuación. Y por eso me estoy pensando si merece la pena seguir viendo año tras año este simulacro de festival de la canción al que algunos no pueden optar ni en sus mejores sueños.
Lo de Humperdinck me dolió muchísimo, igual que las votaciones, aunque debo reconocer que hace ya muchos años que me planto frente al televisor para el festival como un espectáculo, no como un concurso de canciones, porque no lo es. Pastora lo hizo genial.
ResponderEliminarBesos
Totalmente de acuerdo. Hace muchos años que este no es un Festival de la Canción, sino otra cosa. Después de la actuación de Pastora anoche, si su puesto es el décimo, ¿qué tiene que hacer un cantante para ganar? No ganan cantantes ni canciones, sino espectáculos. Que conste que la sueca lo hizo muy bien y creo que es justa ganadora, pero de los ocho que quedaron delante de la española al menos cinco eran peores...
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