Ayer estuve en El Caserón de San Sebastián de los Reyes, donde el grupo vallisoletano Alquitara, liderado por mi buen amigo Luis Labrador, daba un concierto en el vestíbulo del Museo Etnográfico de la localidad del norte de Madrid.
Es lo que tiene este mundo de internet. A Luis sólo le conocía por este medio y ya tenía ganas de hacerlo en persona, así que la ocasión la pintaban calva, teniendo en cuenta además que al trabajar en San Agustín de Guadalix, me venía muy bien acercarme. Y a fe que no me defraudó el concierto. Ya había visto vídeos en youtube y me habían gustado, pero siempre es mejor el directo. El grupo está formado por seis componentes de diferentes edades, desde los "taitantos" de Luis hasta los diecinueve de su hija Raquel -¡qué voz, por cierto!- y Álvaro. Les une el gusto y la pasión por la tradición musical, y eso, sobre todo con estos jóvenes, me llena de alegría.
Llegaron un poco apurados de tiempo, pero casi con puntualidad empezaron a desgranar los temas de su disco "De puro azar" y otros más del repertorio habitual. Entre romances, jotas, canciones sefardíes y bailes, sin darnos cuenta habían pasado casi dos horas en las que la pena es lo reducido del espacio y que hubiera sillas, porque siempre he pensado que esta música se disfruta de pie. Momentos estelares, como suele ocurrir en los directos del grupo, "Querida Enriqueta" con estupenda dramatización por parte de Elvira y "Las panaderas". Y después una pequeña charla con David, y después con Elvira y Luis antes de venirme para casa como siempre que acaba un concierto de música tradicional: satisfecho pero con ganas de más.
Un poco más arriba incluía una exclamación sobre la voz de Raquel Labrador, porque me parece excepcional. Muchas grandes voces se "pierden" para el "gran público" porque se dedican a este tipo de canción minoritaria. En el caso de Raquel, me parece que, a pesar de que ayer estaba resfriada y no pudo dar el cien por cien, tiene una de esas voces privilegiadas. Lleva desde los doce años subiéndose a un escenario y ya se atrevía a cantar al principio con voz de niña, y ahora, cuando ya es una mujer, con una voz limpia y clara, se atreve a tocar todo tipo de percusiones y algunos instrumentos de cuerda. Ella y Álvaro son el futuro, junto con otros jóvenes valores ya consagrados como mi querida Alba Gutiérrez o los "pequeños mesteres" que forman con sus amigos el grupo Free Folk. Ellos aseguran la continuidad de esta música y por eso ayer me alegré mucho más de presenciar este concierto.
Y por supuesto, lo mejor de todo, conocer a estas buenas gentes que además tocan y cantan. Estoy seguro de que nos veremos pronto, con más tiempo para charlar e incluso tomarnos unos vinos, porque ayer todos teníamos mucha prisa.
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