domingo, 24 de febrero de 2013

"Los mares del sur" de Manuel Vázquez Montalbán, clásico de la novela negra española

Siguiendo con la iniciativa del blog Kayena: Negro sobre blanco con el mes de febrero dedicado a la novela negra, policíaca y de misterio, he vuelto la vista hacia un clásico del género. Manuel Vázquez Montalbán, y a una de las novelas de su personaje estrella Pepe Carvalho. Esta no la había leído con lo que ha sido una buena ocasión para hacerlo.

Autor:


Manuel Vázquez Montalbán. (Barcelona, 1939 - Bangkok, 2003) Escritor y periodista español. Considerado uno de los más importantes testimonios del final del franquismo y de la transición española, así como una de las voces críticas más respetadas del país, es autor de una vasta obra que incluye los géneros de la crónica periodística, la poesía, el ensayo y la novela.

Todos cuantos reconocen el papel de Vázquez Montalbán dentro de la cultura española coincidieron en que hasta el fin de su vida se obstinó en ser fiel a su Barcelona natal, a la que regaló uno de sus paisajes literarios más densos y reconocibles, con rincones y personajes que hablan el «catalán bastardo» o el castellano mezclado con catalanismos de los barrios bajos; en esto, como en muchas otras cosas, se mantuvo fiel a su origen, porque era hijo ilegítimo de un gallego y exiliado republicano, Evaristo Vázquez, y de Rosa Montalbán, y había nacido el 14 de junio de 1939, poco después del final de la Guerra Civil.

A mediados de la década de los ochenta entró en el diario El País como columnista. Allí, este trabajador rapidísimo e incansable, de curiosidad desbordante, mostró sus dotes de maestro en todos los géneros del periodismo, que había practicado desde los dieciocho años. Sólo que ahora viajaba con soltura y conocía a los intelectuales, escritores y políticos más influyentes.

Además, agregó a las formas tradicionales, que practicaba como nadie -viñeta, sátira, retrato o parodia-, grandes cuadernos de viaje que algunas veces utilizó como material para su obra narrativa (tal es el caso del Quinteto de Buenos Aires), mientras que en otras ocasiones mantuvo la estructura y el tono del reportaje clásico, como el del subcomandante Marcos de la guerrilla zapatista que realizó en Chiapas.

A partir de 1979, tras la obtención del Premio Planeta por Los mares del Sur, pudo «comprar tiempo para la literatura». Las dos últimas décadas de su vida estuvieron marcadas por una voluntaria y ambiciosa transformación de su carrera literaria. Ya no le bastaban la crónica o la novela negra. Ni tampoco la columna periodística. Sus nuevas novelas fueron más arriesgadas, más ambiciosas y más libres. Esta peculiar vertiente fue inaugurada en 1985 con El pianista, una obra en la que puso todo su talento y en la que se pueden leer algunos de los pasajes más conmovedores y verdaderos de la peripecia de la Barcelona de los vencidos.

Y la continuó con Galíndez (1991) o la monumental Autobiografía del general Franco (1992), donde un viejo escritor recibe el encargo de escribir una seudoautobiografía del dictador que aprovecha para ofrecer su voz y su versión de la historia del tirano como contrapunto. Poco tiempo más tarde emprendió otra pesquisa de similar alcance en el Quinteto de Buenos Aires, obra en la que se preguntó por los resortes secretos del régimen argentino responsable de los desaparecidos entre 1976 y 1983.

Estos fueron unos años de producción febril. Por ejemplo, en 1994 publicó Roldán, ni vivo ni muerto; El estrangulador; Panfleto desde el planeta de los simios, y Pasionaria y los siete enanitos, además de anunciar una nueva novela de la serie policíaca protagonizada por Pepe Carvalho, El premio, que aparecería en 1995.

Todo hacía suponer que mantendría los cauces conocidos de sus distintas líneas literarias. Pero en 2002, la novela Erec y Enide marcó un cambio radical en su concepción del género. Por primera vez, la fórmula más conocida de sus relatos, que incluía el devenir individual de personajes imaginarios y reales en un cuidadoso cañamazo histórico y social, fue sustituida por un relato de honda belleza nostálgica, en el que utilizó un motivo perteneciente al ciclo artúrico para componer un mosaico de voces actuales que reflexionan sobre los vínculos amorosos: en Erec y Enide se enlazan los temas de la decadencia de la edad, el amor y la responsabilidad de manera mucho más intimista y lírica que la habitual en Vázquez Montalbán.

Tras obtener el Premio Planeta, en 1979, recibió numerosos galardones en Cataluña, en España y en el extranjero (entre ellos, el Premio Nacional de Narrativa, el Premio Nacional de las Letras, el Premio de la Crítica de la antigua República Federal de Alemania, el Premio Recalmare de Italia), y se convirtió en un autor de culto para los lectores de novela negra de Francia e Italia, sobre todo. Era habitual ver sus novelas de Pepe Carvalho en las grandes librerías europeas.

Pero Vázquez Montalbán desconocía el reposo. Entre los años 1989 y 2000 fue sometido a varias operaciones del corazón (se le habían implantado cuatro bypass), lo que no le impedía seguir dietas severísimas, adelgazar veinte quilos y volver a engordar con inusitada celeridad, algo que llevaba haciendo desde mucho tiempo atrás.

Mientras se consolidaba su fama en el ámbito europeo, siguió participando en numerosas antologías de recetas, canciones, fotografías, la memoria viva de la España franquista y posfranquista, etc. Asimismo, puede decirse que buena parte de los relatos sobre la transición española fueron obra suya. Vázquez Montalbán retrató a todos los actores de ese período, mientras los hechos tuvieron lugar, y volvió a hacerlo en la celebración de los distintos aniversarios: la muerte del general Franco, la Constitución, la Generalitat catalana, el «tejerazo».

Tenía una habilidad única para volver sobre los personajes y descubrir en ellos alguna nota desconocida. Y los pintó a todos, desde el rey Juan Carlos hasta Jordi Pujol, pasando por Josep Tarradellas, Adolfo Suárez o Felipe González. Pero también retrató las anónimas sensibilidades colectivas de la España de la transición, cuyo repertorio más formidable y exhaustivo se le debe sin duda.

No obstante, no le bastaron ni el oficio de cronista ni el de historiador ni el de novelista. Había otro más amado: el de poeta. Lector reverente de Luis Cernuda, Gabriel Ferrater o Jaime Gil de Biedma, su abundante producción poética, iniciada a mediados de los años sesenta con Una educación sentimental (1967) y reunida en diversas entregas a lo largo de su vida, muestra la continuidad de ciertas líneas personalísimas, como una gran delicadeza y atención a la experiencia social y un oído muy fino ante las exigencias de la tradición, cuyas cuerdas más sensibles e innovadoras modificó y acrecentó.

Murió a consecuencia de un infarto masivo en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia), en la medianoche del 17 de octubre de 2003. Estaba solo, haciendo una escala tras una gira en la que había impartido en Australia y Nueva Zelanda una serie de conferencias sobre la novela policíaca española, la relación entre historia y literatura o el papel de la literatura y de los escritores en la construcción de la ciudad democrática. Según los testigos, nada se pudo hacer para salvarle la vida.

Días más tarde, en Barcelona, sus restos mortales fueron recibidos por su viuda, Anna Sallès, y su hijo, Daniel, además de su íntimo amigo, el dirigente y diputado comunista Rafael Ribó. Junto con los restos llegaron las galeradas de Milenio, la última de sus novelas protagonizadas por Pepe Carvalho, que llevaba consigo y corregía mientras iba de gira.

Datos técnicos:

Título: Los mares del sur
Autor: Manuel Vázquez Montalbán
Editorial: Planeta
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 224
Fecha de publicación: 1979 (2005 para esta edición)
ISBN: 9788408069966
Precio: 6.95 euros

Sinopsis:

En la Barcelona de 1979, en vísperas de las elecciones municipales, el detective privado Pepe Carvalho tiene que investigar las causas de un misterioso crimen. Un importante hombre de negocios llamado Stuart Pedrell aparece muerto a navajazos en un barrio extremo de la ciudad cuando desde hacía un año todo el mundo le suponía haciendo un viaje por la Polinesia. Carvalho averigua lo que hizo en el curso de este año, empieza a conocer la peculiar personalidad de la víctima -sus aficiones intelectuales y su obsesión por seguir los pasos de Gauguin e irse a los mares del Sur, que en la novela es un insistente símbolo de plenitud vital soñada e irrealizable- y va desenredando un complicado embrollo que tiene como fondo un sentimiento de frustración general. Desde la alta sociedad al inframundo de los suburbios, la novela traza un intenso cuadro de personajes y ambientes que refleja los conflictos personales y colectivos de la España de entonces.

Mi opinión:

Es una novela fantásticamente escrita, como no podía ser menos en el caso de un grande como Vázquez Montalbán. La personalidad de Pepe Carvalho, un detective diferente, con una personalidad compleja y a veces contradictoria, prevalece sobre todos los demás personajes, su inseparable Biscúter y Charo, además de los que aparecen en esta novela. Como todas las novelas de la serie sirve para hacer un recorrido y mostrar la visión del autor sobre los hechos sociopolíticos y culturales de la España de los últimos cuarenta años. En este caso, se enmarca en los días anteriores a las elecciones municipales. Carvalho continúa con su afición al alcohol, a quemar los libros de su biblioteca en la chimenea de su casa y a la gastronomía, afición esta última, que el autor traslada de sí mismo a su personaje estrella.

Novela muy clásica del género, y por tanto, muy bien construida. Desenlace previsible para quienes hemos leído mucho a Vázquez Montalbán, pero seguro que no tan fácil de desentrañar para quienes no le siguen habitualmente. En definitiva, y como toda la serie, novela digna de ser leída con atención.

Gazapos, errores y otras cosas:

Nada que destacar. Lo bueno de leer a autores como Vázquez Montalbán es que su prosa es estricta con el lenguaje, sin errores ortográficos ni lingüísticos, y si hay algo es una errata, que en mi caso tampoco he observado. Estoy realmente contento de encontrar tan pocos fallos en mis últimas lecturas.


Esta reseña participa en la iniciativa



4 comentarios:

  1. Aún no he leído nada de este autor. Lleva entre mis pendientes desde hace... Ni me acuerdo. Pero tu reseña desde luego me deja con ganas de estrenarme ya con él, que me parece que voy a disfrutar mucho con sus novelas.
    Besotes!!!

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    1. Bueno, durante un tiempo se dijo de él que era un autor "facha", pero la realidad es que es uno de los grandes, y Pepe Carvalho es un personaje de los más importantes de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Gracias por el comentario y un beso.

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  2. Tenía intención de haber releído algún libro de Vázquez Montalbán para este mes, pero a estas alturas, está claro que me quedaré con las ganas. Este hubiese sido una buena opción, porque la verdad es que es todo un clásico y coincido contigo en que da gusto leer a este tipo de escritores porque la calidad, en todos los sentidos, está asegurada.

    Un beso.

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