sábado, 30 de octubre de 2010

Otra vez el cambio de hora...

Muchas veces no nos aclaramos: hay que adelantar, hay que retrasar el reloj... El caso es que llegado el último fin de semana de octubre toca cambiar la hora por aquello del ahorro energético. Supuestamente el cambio de hora hace que se aproveche mejor la luz solar, o al menos eso dicen los expertos. Pero para mí, como supongo que para todos, lo que toca es cambiar todos los relojes de la casa, porque tenemos reloj de cocina, de pared en el salón, de sobremesa en el cuarto de estar, los del vídeo, la televisión, el equipo de música, el despertador, el móvil, el ordenador... Algunos están programados para cambiarse soles, pero otros no, y como ocurrió hace seis meses cuando cambiamos al horario de verano, no nos acordamos de cómo había que hacerlo.

Y también están los biorritmos. Algunos tardamos unos días en reponernos y coger el nuevo ritmo, pero otros tardan bastante más, como mi quiosquero, al que compro la prensa todos los días, que dice que cada vez que cambian la hora, cuando se está acostumbrando, se la vuelven a cambiar. Y es que hay gente "pá tó". En lo que atañe a esta noche, una hora más de sueño para quien se vaya a dormir, una hora más de juerga para el que se vaya de juerga, y una hora más de trabajo para quien le toque trabajar. Y en muchos casos, el cabreo porque en el cambio al horario de verano le tocó trabajar al compañero, y estuvo una hora menos.

Yo de momento voy a adelantar trabajo, porque creo que el reloj de la radio voy a tardar bastante en cambiarle la hora ya que no me acuerdo de cómo se cambiaba...

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