Como sabéis porque os fui informando durante el mismo, durante la primavera pasada se celebró el XI Torneo de Fútbol Sala Somontes 2010. Y en él nos embarcamos con un proyecto de equipo compuesto por 14 jugadores, 11 de los cuales son discapacitados intelectuales, 1 sordo y dos sin discapacidad. Seis partidos, seis derrotas, con sólo 7 goles a favor, pero marcando en todos y cada uno de los partidos. Los chicos han acudido a todos los partidos con ilusión y sin cabreos. Todos sabíamos que era muy difícil ganar un solo partido, pero íbamos a divertirnos y ese fue mi caballo de batalla durante todo el campeonato: "Venimos a divertirnos. Si nos golean, que nos goléen. Si se cabrean, peor para ellos, pero no quiero una protesta, no quiero una mala patada. Sólo vamos a jugar y a pasarlo bien". Y a fe que lo hicieron, y alguno ya me ha dicho que ha visto carteles anunciando los típicos maratones de estas fechas veraniegas, y me ha preguntado si nos apuntaríamos a alguno de ellos.
Eso es lo importante para nosotros, jugar. Divertirnos mientras demostramos que somos iguales que los contrarios aunque no tengan un certificado de discapacidad. Y al final, este trabajo de nuestra gente ha dado sus frutos en forma de premio especial. Ayer fue la entrega de trofeos y fuimos invitados. Por supuesto que acudimos parte del equipo y algunos compañeros de trabajo y familiares. Cuando entraba al lugar del acto, la carpa del restaurante "El jardín de Somontes", me informaron de que nos iban a dar un trofeo, así que dije a dos de los jugadores, Iván y Abraham, que ellos recogerían el trofeo. Me dijeron que ellos no eran los capitanes -solía ser Paco, jugador siin discapacidad- a lo que contesté que los capitanes de todo esto eran ellos y que nosotros sólo éramos una pequeña parte que ayuda en el proyecto y que sólo ellos son protagonistas.
Cuando llegó la entrega de premios, en un momento determinado se anunció que se iba a entregar el trofeo más especial de la noche al equipo de Manipulados y Retractilados Madrileños, consistente en el "Trofeo a los valores humanos e integración". Alberto Durán, presidente de la Fundación ONCE, entregó el trofeo y se acercó después para felicitarnos y departir un rato con nosotros. Reconozco que, y lo mismo comentaron otros compañeros del grupo, no cabía en mí de orgullo por estos chicos. Y por supuesto que ahora estoy más convencido que nunca de que ha merecido la pena y de que el año que viene seremos mejores y pelearemos para ganar algún partido porque nosotros, aunque no somos la selección española, ¡¡¡podemos!!!
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