Me gustan los libros, siempre lo he dicho. Me gusta leerlos, tocarlos, olerlos... Y no me gusta ver un libro en la basura. Más de una vez he "adoptado" libros perdidos, abandonados sobre un banco del parque, el tren, el autobús, e incluso en los contenedores de papel.
Esta mañana he salido a hacer algo de ejercicio y cuando volvía a casa, encima del contenedor de papel había ocho o diez libros. Se les veía viejos, antiguos tal vez, y una chica estaba mirando en el pequeño montón, supongo que para ver si alguno le interesaba para llevárselo. No he querido acercarme yo, por supuesto, ya que ella estaba antes, pero me he ido tranquilo pensando en que no soy el único capaz de adoptar un libro abandonado a su suerte.
Y finalmente, esta tarde he salido a comprar un par de cosas que necesitaba y me he acercado al contenedor, comprobando que no quedaba ninguno de los libros que lo coronaban esta mañana, así que me he vuelto a casa contento pensande que al menos hoy y en este barrio, ningún libro acabará triturado entre revistas del corazón, folletos publicitarios y cajas de cereales.
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